SUBFLUVIAL (Texto de sala)

Dice Maggie Nelson en su libro Bluets: supongamos que empiezo diciendo que me he enamorado de un color. Supongamos que digo esto como si se tratara de una confesión (...) Empezó lentamente. Una apreciación, una afinidad. Un día se volvió más seria. Luego (miro la taza vacía, al fondo una mancha café enroscada en forma de caballito de mar) se volvió, de algún modo, personal.

Ahora, supongamos que empiezo diciendo que Lulú Lobo se enamoró no solo de un color, sino también de una técnica, de un papel, de una tinta, de una línea. El azul, el grabado, el papel de molde, la línea sutil y sinuosa. Su obra, geométrica y sensible, parte de módulos que se repiten generando una forma de mayor tamaño. Como formas que nacen de otras formas, los grabados flotan en la sala y llaman a una visualidad táctil, que pasa por las manos y se sumerge para llevarnos hacia las profundidades, a lo subfluvial.

Hablar con Lulú no es solo pensar en las imágenes, sino también en el lenguaje y cómo lo utilizamos para describir o hablar sobre arte. Elegimos el título “Subfluvial” a partir de un trabajo en conjunto curadora-artista en el que estuvimos armando y desarmando palabras para poder llegar hacia aquello que sintetiza de la mejor forma su trabajo actual. Sub, (profundidad, hueco, huella, una construcción, algo interno), flu (fluido, líquido, que fluye), vial (camino, tún toma el círculo, el óvalo y el triángulo como pequeñas partículas que construyen un universo. Tal coel, cauce). Así, en esa profundidad hueca, interna y líquida la artista que podríamos llamar una geometría fractal se va construyendo con el objetivo de dar cuenta mo los teólogos neopitagóricos hablaban de que el cosmos vivía en una armonía geométrica, aquellode la estructura de la existencia y de, en simultáneo, aquello que hace la vida extraordinaria.

Con esta exposición Lulú muestra su producción del 2024 en la que el papel muestra su vuelo pero también su resistencia y su fuerza. ¿Puede ser fuerte un papel? La respuesta es sí, el papel, en palabras de Lulú es un “tejido no tejido” donde la cercanía de las fibras es la que genera la superficie. El papel de molde, precisamente, es un papel de trabajo diseñado para soportar y sobrevivir la adversidad. Este se va uniendo a partir del collage y ensamblaje, que como una soldadura o costura, brinda una unión orgánica y prolija que da vida a la obra.

Me gusta pensar que la marca personal de Lulú es lograr evocar, con elementos simples, un universo complejo. En sus grabados los distintos tonos de azul se encuentran con brillos magentas que recuerdan al fuego del movimiento, la fuerzas internas, la energía de las aguas y los vientos. Ubicados, junto a la intemperie, en este gran jardín subtropical las piezas surgen como animales imaginarios, como paisajes microscópicos, que nos atraen a la vez que se estiran, se despliegan, caen, se acuestan, bostezan… están despiertos.

Violeta Gonzáles Santos