04 de Mayo, 2019
Av. Don Pedro de Mendoza 1555, La Boca (MUNAR), Buenos Aires
ARTISTA: Gonzalo Maggi
Curada por Charly Herrera
SOBRE LA EXHIBICIÓN
Estas obras pertenecen a un trabajo que realicé en complejos habitacionales de la ciudad de Buenos Aires. Barrios planificados, modulares, micro universos con reglas urbanísticas propias. Las imágenes son grandes tomas donde pequeñas escenas parecen haberse infiltrado en un intento de registro paisajístico. Lo indeterminado de las situaciones, donde lo siniestro emerge de lo cotidiano, construyen un relato ambiguo que se extiende hacia un fuera de campo difuso.
Mi trabajo se ubica en una zona de indeterminación que apunta silenciosa a un gris incómodo e inestable. Me interesa instalar mis obras en un intersticio, entre la fotografía directa y la puesta en escena, entre la ficción y lo documental, entre el retrato y el paisaje. A través de estos pares contrapuestos se descubren ciertas zonas de teatralidad en la superficie de la imagen, que denotan que las fotografías fueron cuidadosamente escenificadas para una cámara que mantiene una distancia y actitud paisajística. La detención del tiempo, la cristalización de un instante fugaz, aparecen contenidos, como aletargados por la luz fría y por los grises metálicos de un día nublado.
Gonzalo Maggi.
NO DESPERTAR LA CIUDAD (Texto de sala)
Abriendo y cerrando puertas al igual que el viento: últimamente te olvidás todo
sobre la mesa. Creés que no estás tomando suficiente agua, te arrastra la calidez de
un planeta menos potable. Amás los restos de un desayuno entre racimos de pelo
recortado y brillantes cd rooms.
Quizás cuando nace la obra, muere la anécdota, pero las acciones de los cuerpos
siguen. En las obras de Gonzalo Maggi son éstas las que parecen orquestar con
bruma todo lo que se ve, como si se tratara de cariátides, esas estatuas griegas que
decoran los frentes de algunos edificios y parecen sostenerlos.
Casi siempre pienso en la expresión de las cosas grandes a través de lo más
cercano, cotidiano o chico, por ejemplo una alarma o frutas. Pero me resulta difícil
hacer lo contrario, quizás por cierta timidez. Eso me parece muy bello de las obras
de Maggi, siento que no hacen problema con las escalas de las cosas. Son, al mismo
tiempo, artificiales y naturales, porque parten de lo más natural que es un deseo.
Están compuestas por pocos elementos - persona, situación, escenario - que en su
reunión, en el sentido de reconciliación, abren para nosotres un espacio tan amplio
como el que muestran, sobreponiéndose a su teatralidad para que las podamos ver,
escuchar, o incluso mover, ya que se presentan simplemente apoyadas, como
proyectadas por la luz de un patio.
¿Qué se puede ver y a dónde se fueron todes? Algo viene desde un comienzo. Algo
viene desde un fin. No es todo tan raro y diferente pero el paisaje es otra cosa. Las
fuerzas sólidas se desvanecen hacia una intimidad muy secreta, valiosa e irreal. El
aire se junta con el aire y, como en montañas al borde de una avalancha, están los
mínimos gestos para no despertar a la ciudad, que en el fondo es algo enorme.
Valeria López Muñoz